miércoles, 8 de agosto de 2018

8A

Quiero empezar diciendo que yo no nunca tuve un aborto clandestino, jamas tome misoprostol, jamas fui a una clínica o una salita a someterme a un tratamiento sin saber si salia viva. Y creo valido aclarar también, que yo abortaría. Y si yo, que una de las metas de mi vida es ser madre, abortaría en determinadas situaciones (las cuales me reservo porque me incumben a mi y a mi pareja), significa que hay una cantidad de matices infinitos dentro de este tema, hay tantos matices como cuerpos gestantes. Y me parece trágico, cruel y patético leer cosas como “salvemos las dos vidas”, “ Vos lo tenes, yo lo adopto… lo salvas, te salvas, me salvas”. Frases que se cagan en cada singularidad, en cada situación. Primero porque con la clandestinidad del aborto no se salva ninguna vida, a lo sumo se arruinan más vidas. La del gestante, en todos los escenarios, y la del embrión devenido niño en algunos otros. Y porque ningún niño debe nacer para salvar a nadie, un hijo no esta para salvarte, completarte o llenarte de felicidad. Un hijo no es un bolso, no es un par de zapatos ni maquillaje, no es un objeto de consumo. No te salva, porque no esta para salvarte.
Ahora, supongamos que a la mujer le da miedo abortar y cursa todo el embarazo, hay dos opciones, se lo queda o lo da en adopción. Pongamos le que se lo queda, ¿alguna vez alguien habrá pensado que significa para un niño vivir desalojado del deseo materno a tal punto que tener que parirte y criarte es un castigo, es la materialización de “jodete por puta, hubieras cerrado las piernas”? El deseo materno es lo que significa al niño, le da un nombre, un lugar en la familia, en la sociedad, le da estructura, le dice quien es y que lugar viene a habitar. No ocupar ningún lugar para esa persona que te pario, y que en tanto función debe alojarte y cuidarte, es quizás lo mas devastador para un ser humano. Es devastador en las dos vías. Tanto si te obligan a ejercer de madre, como si te desalojan de la función materna.
Ahora, que pasa si esa persona lo da en adopción, pongámonos en contexto, salgamos de la imagen de la familia blanca, heterosexual, con ojos claros y clase media. Ubiquemos nuestra situación, argentina, 2018, indices de violencia intrafamiliar y de pobreza altísimos, agreguemos que hace menos de un mes salio una noticia de que en un hogar un trabajador abusaba de los niños, mismo hogar que se prendió fuego varias veces, hogar en el que trabaje y vi las condiciones de vida de esos niños. Y no es un hecho aislado, estuve en muchos hogares, y vi desde habitaciones con hongos, con nidos de ratas y hasta camas rotas, comida en mal estado servida a los niños, falta de suministros básicos (comida, jabón, shampoo, ropa interior, ropa en general, sabanas limpias, medias, y podría seguir), adultos que maltratan, niños abusando de otros niños, niños que fueron prostituidos, niños que sufren las consecuencias de ser resultado de violaciones, de vejaciones, niños enfermos o con discapacidades graves resultado de toda una vida de abusos. Y sobre todo esto, mantos políticos cubriendo todo. El niño dado en adopción va a parar a un lugar con ese prontuario, y la mujer fue obligada a parir contra sus deseos y dejar a conciencia a su hijo en esos lugares. Para ser luego estigmatizada, y violentada por el mismo sistema que la obligo a pasar por ese infierno y conduce al niño a pasar a un infierno similar. Hasta acá, yo no veo que se haya salvado ninguna vida.
Supongamos que la mujer decide abortar igual, ¿que tan desesperada hay que estar para ponerte en la situación de jugar a la ruleta rusa con tu cuerpo y tu vida con el único objetivo de no ser madre? Realmente me gustaría saber quien es el imbécil que cree que porque tiene un rosario enredado en su aparato reproductor, todas las personas son iguales, y que prohibiendo el aborto, generando miedo, obligándonos a ver a conocidas, amigas, familiares, morir van a lograr que no haya mas aborto. Y también al sádico que piensa que si eligió abortar y se murió “que se joda, lo hubiera tenido”.
En una discusión sobre el aborto, alguien me dijo, vos que decís que estas a favor del aborto, pero ¿vos abortarías? ¿Terminarías con una singularidad incipiente?. Mi primera reacción fue decir que no, que yo jamas lo haría, de hecho dije que no. Y aclare que yo soy clase media, que estoy en pareja hace muchos años, que mi situación económica, familiar, y mi deseo mismo, posibilitarían y facilitarían que si quedo embarazada por accidente elija ser madre. Pero que no puedo ser tan necia para pensar que todos tienen mis deseos, que todos tienen mis posibilidades.
Hace un año y algo, en una conversación con mi hermano, hablando del mismo tema, él dijo que si yo quedaba embarazada “por accidente” ya fue, ya estaba en edad de ser madre, y agrego mas “circunstancias” que me habilitaban para ser madre. Y me acuerdo el horror que sentí cuando me dijo eso, claramente lo disfrazamos los dos de chiste y quedo ahí la charla. Pero durante mucho tiempo me quedo la incomodidad de esos razonamientos. Sobre todo porque me crie en una sociedad en el que ser madre es un sacrificio, es un destino casi inevitable, y si se evita se mira a esa mujer o esa pareja con lastima, y se habla entre susurros sobre lo triste que debe ser su vida. Y hoy, me animo a cuestionar eso, me animo a preguntarme por primera vez ¿por que la maternidad debe ser un sacrificio?. Yo quiero que sea un deseo, un deseo singular, un deseo que me recorra de punta a punta, no quiero que sea un mandato social, no una forma de saldar un error, no la consecuencia de una sociedad patriarcal y opresiva.
Ser madre es un deseo, no una imposición, la salud es un derecho, no un premio, la educación es necesaria, no es un negocio. El aborto es una realidad y el estado tiene que tomar medidas al respecto, el estado tiene la obligación de respetar nuestros deseos, de garantizar nuestra salud y brindarnos la educación que nos merecemos. Y mientras sigamos sosteniendo la clandestinidad del aborto el mensaje es “jodete por abrir las piernas”. Mensaje que va contra todos los derechos, contra todos los deseos, contra todas las mujeres.
Cada mujer muerta por un aborto clandestino es un asesinato, consecuencia directa de la ineficacia de nuestro sistema de salud, de nuestro sistema educativo, de nuestros representantes y dirigentes. No es una desgracia, no es un error, no es un accidente, es un FEMICIDIO.
LA MATERNIDAD SERA DESEADA O NO SERA

QUE SEA LEY

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